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Por el Norte: Día 2 St. Jean de Luz - Ulía

Ivan Blanco

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En tu primer día vacaciones, no hay nada mejor que despertar tras un merecido descanso en una cama de lo más cómoda y disfrutar un buen desayuno bufé que suelen ofrecer la mayoría de los hoteles... ésta fue la primera y última vez que tendría tales lujos en este Camino del Norte.

La verdad es que era un día perfecto para continuar mi camino y volver a mi querida España: domingo con cielo azul, sin nubes y Saint Jean de Luz bulliciosa de gente, todo ello anticipando un día lleno de sorpresas agradables.

¿Primera sorpresa agradable? ¡El Desayuno!

Un desayuno de campeones

Con pasteles y productos franceses típicos, esta primera comida del día fue más que espectacular: mermelada Bonne Maman, pan francés y tostadas, mmmm la rica Nutella, zumo de naranja recién exprimido, frutas varias entre las cuales el fruto rey para los ciclistas así como para los Minions ... ¡plátanos! Se podría decir que fue la recompensa al duro mes de trabajo que precedía mi viaje; la F1 es, el periodo más activo en Mónaco (lugar donde trabajo). Además, siempre es importante llenar bien la barriga durante el desayuno, especialmente cuando te lanzas para un día entero en la bici como verás más tarde...

¿Segunda sorpresa agradable? Sin siquiera salir de Saint Jean de Luz, buscando una credencial para el Camino (segundo intento tras el día 1), cerca de la iglesia se escuchaba música. Cuando me acerqué había un grupo de unos 10 bailarines vestidos con trajes regionales vascos, estaban haciendo un baile y percursion con palos, eran Paloteadores. La energía y ambiente eran fantásticos; al igual que el txikoli del día anterior, me sumergí de nuevo en la rica cultura del País Vasco.

2a sorpresa: Paloteadores.

Después de este "conciertillo" me fui a la iglesia que estaba cerrada, pero me encontré con un sacerdote que justo acababa de salir de la misma. Le pregunté si tenía alguna credencial, pero no, aunque esto fue suficiente para iniciar una conversación y así toparme con la tercera sorpresa agradable del día.

3a sorpresa: Dominique.

El cura Dominique se encarga de la impresionante iglesia Saint Jean Baptiste, me invitó a su casa que estaba justo al lado para por lo menos conseguir un sello en una página en blanco. Su bondad y positividad me empujaron a continuar con él mi proyecto fotográfico que había iniciado en mi primer Camino de Santiago; foto-entrevistas de peregrinos y locales que conocí en mis Caminos.

Habiendo ya de por sí dormido hasta tarde, conocer al padre Dominique, junto con la belleza fascinante de San Juan de Luz hicieron que aún tardara más en iniciar la ruta. Tras un pequeño desvío al faro y el puerto, al fin me adentré en la naturaleza salvaje con trazados estrechos, acantilados amenazantes y... ¡pinchazos! Uno de los inconvenientes más típicos para cualquier ciclista, y bicigrino, no se hizo esperar mucho y tampoco iba a ser la última vez... pero con paisajes como los de la costa Vasca, incluso los pinchazos tienen su parte positiva.

Con vistas así... hasta un pinchazo se agradece.

Reanudado ya la marcha, al fin llegué a mi querida España y la primera ciudad del Camino del Norte, Irún, que suele ser el punto de partida para los varios Caminos del Norte. Con la ayuda de un padre ciclista, que había convencido a toda su familia para dar un paseo Dominguero en bici, crucé el puente que separa Francia con España para entrar en Irún. Sin embargo, aunque fui siguiendo la señalización, me llevó al menos 10 kilómetros tierra adentro y lejos de cualquier costa, cuando tiré de GPS y me di cuenta de que había tomado el Camino equivocado. Me había adentrado por el Camino Vasco, que de seguir, enlazaría con el Camino francés.

Aquí puedes ver la ruta que casi me desvía del Camino del Norte:

Un poco molesto con mi desvío accidental, mi cuarta sorpresa agradable llegó justo a tiempo con el sol que comenzaba a posarse en el horizonte. Llegué a Pasai Donibane, que rebosaba de energía y buen ambiente por todos los rincones de este pequeño pueblo marinero. Los tonos cálidos de la puesta del sol, los niños jugando por todas partes, familias, amigos y demás visitantes disfrutaban de una hermosa tarde de domingo, el ambiente ideal para finalizar un largo día sobre mi querida Orbea.

Si de por sí esto ya era un buen final, mientras descansaba en la orilla cerca de la iglesia del pueblo, mi quinta sorpresa agradable del día estaba por llegar. Mi curiosidad comenzó cuando delante de la iglesia se acercaban cada vez más y más jóvenes, todos con una especie de uniforme... entraban, venían otros, entraban más, y en intervalos de 3 a 4 minutos se oían aplausos desde el interior. Tras más de tres tandas de aplausos, mi curiosidad ya no podía pacientar más, por lo que le puse el candado a mi bici y me adentré en la iglesia que estaba a rebosar: En ella, una de mis mejores experiencias estaba a punto de acontecer. Un coro compuesto de chicos y chicas de 10 a 18 años se iban turnando para cantar varias canciones desde las más eclesiásticas hasta las más comerciales como "Angels" de Robbie Williams. Sin embargo, el momento más emocional llegó cuando empezaron a cantar "Caminante no hay camino", basada en el poema de Antonio Machado del siglo 19 y que no sólo es un símbolo para cualquier peregrino, sino que se podría considerar incluso como uno de nuestros himnos.

Este es el momento:

5a sorpresa agradable!

Si con todo esto no tenía ya suficiente motivación para quedarme en este precioso pueblo, sólo una cosa podría... ¡un albergue lleno! Con sólo una opción disponible, continué mi camino, pero había un "pequeño" inconveniente o... más bien, mi sexta sorpresa agradable: cruzar la ría de Pasai en barco, incluso hay flechas indicando esta curioso medio de "peregrinaje".

Emocionado por literalmente embarcar mi querida Orbeiña a la mar, no fue sin primero hacer una paradita para disfrutar de una buenísima tortilla española y una cerveza bien fresca. Mientras llenaba mi depósito, se me acercó un vecino del pueblo, Miguel. Le hablé de mis historias y viajes, mientras él me comentó donde podría encontrar otro albergue. Aun mantenemos el contacto y descubrí que también le gusta la fotografía, además de algunas peculiaridades de esta pequeña ciudad. Pero mejor le doy la palabra para que os lo cuente:

Mascarón de "La casa de Iriberri" - © Miguel Artola

"En un pequeño libro sobre Pasai Donibane, cuando se empieza a hablar de las casas de linaje importante, afirma lo siguiente:" La casa de Iriberri - Una de sus paredes corresponde a lado el pórtico de la iglesia Su cocina solía ser justo al lado. la parroquia que hoy en día es la puerta que conduce al cementerio. En la parte izquierda de esta puerta, hay todavía un mascaron con ninguna pista de su procedencia. Esta casa perteneció a Alonso Villaviciosa".

También me contó que hay un astillero cerca donde hacen barcos de época como el que se ve en esta preciosa foto que compartió conmigo:

Embarcaciones de Pasai Donibana - © Miguel Artola

Con el sol escondiéndose en las colinas cercanas, muy a mi pesar tuve que dejar Pasai Donibane que se convirtió automáticamente en uno de mis rincones preferidos del Camino del Norte. Sin embargo, como bien decimos en español No hay mal que por bien no venga, por lo que esta circunstancia me hizo subir al monte Ulía, donde pude hacer una de mis mejores fotos, que sigue dándome piel de gallina cuando recuerdo la sensación de estar ahí arriba y ver esto:

Con el reloj apunto de dar las 10 de la noche (la hora a la que la mayoría de los peregrinos suelen ir a dormir...), llegué al único albergue que había justo antes de que cerraran. Los del restaurante acababan de salir y desgraciadamente, el restaurante más cercano acababa de cerrar también. Además,  las máquinas expendedoras no funcionaban... por lo que estaba ahí, tras más de 5h de ruta, hambriento, cansado y con sólo una manzana para cenar. La cosa se presentaba como una dura noche de hambre y una de las manzanas mejor aprovechadas que jamás he comido.

A pesar de todo, la impresionante vista de San Sebastián iluminada de noche y unos peregrinos valencianos con los que entablé conversación, valieron la pena. Tanto, que sea providencia, destino o simplemente mi séptima sorpresa agradable del día, hicieron que mis nuevos amigos valencianos ya no tenían hambre y como les quedaba un trozo de tortilla y galletas, me las ofrecieron muy amablemente.

Al igual que en mi Camino Francés, éste es otro ejemplo de la belleza de hacer estos peregrinajes, la cual se muestra sobre todo en la sinceridad, ayuda, amabilidad y disponibilidad de la gente con la que uno se encuentra a lo largo del Camino.

 
Segundo consejo ciclista para el Camino: lleva comida equivalente a un almuerzo, nunca se sabe cuando lo necesitarás más.
— 07 de junio 2015
 

El principio y el final de este día giro totalmente alrededor de una de nuestras necesidades más básicas, la comida, no obstante, todo lo que pasó entre los dos hizo que mi segundo día en el Camino se convirtiera en otra experiencia inolvidable. 

Si quieres ver más historias y amigos de mi Camino del Norte, estate atento a mis próximos posts ;)

Hacia el Norte: día 0 de mi 2º Camino de Santiago!

Ivan Blanco

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Encierro de toros, pinchazos, arcilla, ramas, viñedos, charcos, tormentas infernales, cantos, risas, gente increíble y muchas historias más ... así es el Camino de Santiago!

El Camino de Santiago es una ruta de peregrinaje milenaria que lleva a la tumba del Apóstol Santiago, siendo la ruta más popular la del Camino Francés que va desde Saint Jean Pied de Port (Pirineos franceses) a Santiago de Compostela (España), cruzando ciudades únicas como Pamplona, Burgos, León, Astorga y muchas más. Se puede hacer de 3 maneras, la más clásica a pie, en bicicleta o a caballo. Los casi 800kms que separan la frontera francesa con Santiago, la capital de Galicia, son unos 30 días a pie o 15 en bicicleta. Ten en cuenta que la mayor parte del mismo pasa por bosques frondosos y estrechos, traicioneros descensos empedrados y llenos de raíces, caminos de barro y a veces, sólo a veces, un poco de asfalto... A sabiendas de ésto, le di un dulce viajecito en avión a mi querida bici de montaña Orbea (o "Orbeiña" para los amigos) hasta Saint Jean Pied de Port, antes de enfrentarla a su peor desafío hasta la fecha.

El Camino de Santiago: 800km en bici, 15 días de satisfacción y muchísimas historias increíbles.
— Septiembre 2014
 

He tenido la suerte de vivir ésta aventura en septiembre del 2014, la cual acabó haciéndome ver el mundo de otra manera. Me devolvió la pasión por el ciclismo, la gente, las aventuras y la fotografía como un medio para contar historias. También me empujó a crear mi blog y empezar a relatar las increíbles experiencias que viví durante este viaje... si te pica la curiosidad, puedes ver y leer los 15 días de mi periplo en www.theworldisahandkerchief.com/caminodesantiago.

Como aperitivo, aquí tienes algunas fotos del mismo:

Así fue, que este viaje reavivó mi pasión por las dos ruedas que había, por circunstancias varias, dejado hace unos años. Gracias a ésto y mis relatos en este blog, mi implicación en el mundo del ciclismo aumentó de manera exponencial y poco después de finalizar mi aventura, comencé a colaborar con LikeBike Monte Carlo: la feria de bicicletas más prestigiosa del mundo. Mis tareas eran gestionar todas las redes sociales y su contenido, además de utilizar mis habilidades fotográficas para sus eventos. Es una exposición de lo mejor que hay en el mundo del ciclismo en todas sus formas y colores; la próxima edición será en junio de 2016. Por otra parte, también empecé ir a trabajar en bici, unos 44kms ida y vuelta, que además de mantenerme en forma, me ayuda a evitar los muy muy habituales retrasos, cancelaciones, huelgas, y demás contratiempos a los que nos tiene muy, pero que muy acostumbrados, el sistema de ferrocarriles francés... además, es una gozada adelantar a todos los coches bloqueados en los atascos de cada mañana.

Las increíbles rutas del Camino de Santiago

Con 18 días de vacaciones por delante, mi cabeza comenzó a buscar opciones... hmmm Noruega siempre estuvo en mi lista, pero quizás es mejor ir en invierno y ver las magníficas auroras boreales... Islandia es otra de mis opciones deseadas e incluso tienen una Competición de mountain bike en junio ... ¡Oh! Pero espera, quizás podría hacer otro Camino, porque no la ruta del Norte, aunque puede que no me dé tiempo para hacer esos 200 kms más de la francesa... "Vamos a ver" me dije a mi mismo. Sin embargo, una vez metida la idea en mi cabeza, como buen gallego, y viendo que este camino parecía bastante "plano", las cosas comenzaron a ponerse en marcha.

Es así que poco a poco me preparaba para otro viaje único en el que estaba muy claro que mi querida Orbeiña iba a ser otra vez mi compañera inseparable. Pero no iba estar sola, ya que en esta ocasión tuve la oportunidad de llevar dos equipaciones ciclistas increíbles, una más urbana y la otra más de ciclista de carretera. Las prendas son de la marca francesa Café du Cycliste, con un estilo no muy lejos de la gran tradición ciclista francesa, pero obviamente con calidad y rendimiento equiparables a las mejores marcas de hoy en día. Se trata principalmente de un negocio online, aunque recientemente abrieron un café de verdad que refleja perfectamente su marca y en uno de los mejores lugares del puerto de Niza (Francia); donde vivo actualmente.

El Café! ©Café du Cycliste

Al estar en mejor forma física que en mi anterior Camino, me sentía bastante confiado para arrastrar mis casi 25 kg de bici y alforjas en éste "fácil" Camino del Norte ... ¡Oh, Iluso!... Eso es como podría definir ahora mi estado mental en ese momento...

Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO
 

Menos popular y concurrida que el Camino Francés, la ruta del Norte siempre fue considerada una de las más bellas y más fieles al Camino que el propio Apóstol Santiago empleó en su día. Eclipsada durante años por su homólogo francés que es Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde 1993, la rivalidad norte-francesa acaba de quedarse en igualdad de condiciones; discutido en la última reunión del comité de la UNESCO del 8 de julio, el camino del Norte es ahora también Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, debido a su creciente popularidad y su relevancia histórica. Obviamente, esto aumentará el número de peregrinos, así como su protección y los servicios que se ofrecerán.

El Camino del Norte (la linea violeta)!

Como me dije a mí mismo en mi primer Camino ¡Bueno, me voy!

Fue en junio de este año 2015, cuando recién aterrizado en Biarritz, con la bici montada, cadena en su sitio y con la emoción de una nueva aventura aumentando cada vez más, que me preparaba para cruzar toda la parte norte de España en un viaje de 15 días, donde encontraría historias fascinantes, paisajes increíbles, comida deliciosa y nuevos amigos en mi primer Camino del Norte.

Estate atento a mis próximas entradas para ver lo que pasó en mi segundo Camino de Santiago.

Día 15: Arzúa - Santiago de Compostela

Ivan Blanco

Al igual que en las mejores películas e historias, el tan ansiado momento en el que todas las piezas del puzzle empiezan a encajar, estaba a punto de desplegarse en mi último día del Camino. Día 15 iba a marcar el final de un capítulo en mi vida, con la felicidad que otorga lograr tus propios objetivos y los amigos que vas haciendo durante el viaje. Con una buena pizca de nostalgia, Andrew y yo nos lanzamos a duras penas para enfrentarnos a nuestra última jornada en el Camino de Santiago.

Amaneceres en Arzúa

Para empezar, nos unimos a nuestros amigos más recientes, los peregrinos de Nebraska que conocimos el día anterior (vuelve al día 14 para averiguar más). Como no, nos lanzamos hacia nuestra vieja costumbre de zamparnos un buen desayuno fresco, el cual Padre Nolte decidió ofrecernos y que le agradecimos enormemente. 

Teniendo en cuenta que los demás "Ondiñas" nos llevaban bastante ventaja, ya que se habían quedado a dormir en un pueblo más cerca de Santiago, decidimos ponernos en marcha y apurar el tiempo perdido durante nuestra jornada pulpera (vuelve al día 14 para descubrir este sabroso plato regional). A pesar de que era nuestro último día, íbamos a hacer muchos más amigos de lo que nos podríamos imaginar.

Con la barriguita bien llena, nos despedimos de la capital gallega del queso (Arzúa), para dirigirnos hacia la capital de Galicia y el destino de peregrinación de miles de personas de todo el mundo: Santiago de Compostela. Aquella ciudad que nos había unido en este viaje, estaba a punto de abrirnos sus puertas y aunque fuera uno de los principales motivos para esta aventura ... pronto descubriríamos otros mucho más importantes.

Nuestro segundo desayuno :)

Continuando con nuestro camino, si bien las subidas no eran tan duras como las anteriores, el más menor obstáculo se hacía insuperable hasta el punto de que mis piernas no parecían responder... Uno puede pensar que es normal, tras 14 días en bicicleta seguidos, la fatiga debería notarse. Sin embargo, para mí no creo que la razón fuera física, sino mental. Todas las experiencias y personas increíbles con las que me encontré en estas dos semanas han tenido tal efecto emocional en mí, que la cabeza no quería que mi cuerpo terminara este periplo ... así que, ante esta situación, pues nos paramos para disfrutar nuestro segundo desayuno ;)

Nos detuvimos en una pequeña casita con jardín que era un hervidero de peregrinos de todas partes y se veía que sus dueños eran expertos en desayunos peregrineros. Nos zampamos un buena empanada gallega (más info aquí), un plato muy típico de la región. Mis favoritas son las de pulpo, bacalao, berberechos y las riquísimas zamburiñas, que son un poco como vieiras pequeñas. A ésto le añadimos un buen café con leche, que a su vez nos vino servido en otro producto típico gallego: un taza al estilo Sargadelos. Sargadelos es una marca de cerámicas muy reconocida en Galicia (descúbrela aquí), que se distingue por su patrón de color azul-blanco y cerámica de alta calidad; se usa a menudo para regalar y para ocasiones especiales.

Steph la Australiana sonriente

Tras este desayuno de Galicia Calidade, el frío mañanero nos hizo volver a nuestras bicis para regresar a los magníficos bosques gallegos. Entre los muchos "Ring ring, abrid paso!" y "Buen Camino!", hubo un peregrino que nos hizo reducir la marcha gracias a una de las formas más simples, universales y sinceras de interacción humana: una sonrisa! Lo que parece tan obvio, pero que a menudo olvidamos en nuestras vidas ajetreadas, fue el elemento que nos trajo otra amiga en el Camino, Steph de Australia. Después de visitar sus origines maternales en Grecia y recorrer buena parte de Europa con su mochila, decidió hacer el Camino de Santiago desde Sarria. Sin embargo, ésta no iba a ser la última vez que nos encontraríamos y la próxima iba a ser mucho antes de lo que podríamos esperar.

Sonia y Quique en su increible bar

Queriendo compensar el tiempo perdido, seguimos hasta los límites municipales de Salceda, donde llegamos a un lugar único que no es apreciable a simple vista... primero, sólo vimos una terraza y un bar, después de un momento dubitativo rápidamente disuelto, cómo no, entramos para tomarnos nuestro tercer café del día. Una vez dentro, resultó ser un lugar lleno de historia, donde además de los mensajes sobre las paredes y mesas, lo más llamativo eran ... camisetas! Sí sí, camisetas que colgaban del techo, había por lo menos 100 en todos los colores posibles, colgadas allí por peregrinos, visitantes y amigos de todas las partes del mundo. Por si no fuera batante, la amabilidad y energía de Quique y Sonia, los propietarios, convirtió esta experiencia en un momento extraordinario. Obviamente, ante estas circunstancias, una de mis foto-entrevistas se hacía obligatoria; la reciente historia detrás de este lugar único fue muy interesante y conmovedor a la vez. Sin embargo, al igual que las demás foto-entrevistas, se publicarán más adelante dentro de su propio contexto.

Después de esta agradable sorpresa y dirigiéndome hacia mi ya, muy frío café, me reuní con Andrew y... Steph! Sí sí, la feliz Australiana que nos encontramos anteriormente nos alcanzó y se unió a nuestro momento café (y sí, tienes razón, nuestras pocas ganas de acabar nos hacía muuuy lentos). Como ya estábamos más o menos cerca de Santiago, intercambiamos selfies y WhatsApp para reunirnos de nuevo allí y celebrar juntos nuestro Camino!

Un peregrino a caballo muy cómodo

A pocos kilómetros para llegar a Santiago, Andrew y yo seguimos la ruta... aunque con la nostalgia de la aventura a punto de acabar, el hambre se hizo presente y nos detuvimos de nuevo. Mientras Andrew se zampó unos buenos huevos con bacon, yo recurrí a mi querida cerveza gallega, Estrella Galicia. Durante esta enésima parada, nos encontramos con dos australianas más, Sam y Jayne, y también unos caballogrinos. Si te entran las dudas de que hacer el Camino a caballo es legítimo, sí sí, lo es. Los requisitos para ser un peregrino del Camino de Santiago de Compostela son de hacerlo a pie, en bicicleta o a caballo, además de las distancias mínimas en cada caso.

Llegados al fin a Pedrouzo (última colina antes de Santiago) el para mí conocido horizonte de Santiago se desplegaba en todo su esplendor y con un cielo completamente azul, atravesado sólo por las impresionantes torres de la Catedral de Santiago de Compostela, donde descansan los restos del Santiago Apóstol: la razón que ha motivado esta famosa peregrinación religiosa durante siglos.

Al fin, Santiago!

La sensación de logro, felicidad y satisfacción de entrar en la ciudad donde realicé mis estudios y pasé casi 10 años de mi vida, con sólo la fuerza de mis piernas y mi querida bici con sus 20 kg de peso, fue uno de los momentos más gratificantes que jamás he vivido. La felicidad fue tal que hasta salté sobre la señal indicativa de la ciudad, como puedes comprobar en la foto de cobertura más arriba.... pasar por sus calles adoquinadas, flanquear el "Museo do Pobo Galego", para luego ascender a la "Plaza de Cervantes" (nombrada en honor a uno de nuestros más grandes escritores) y acabar finalmente por descender al punto de destino tan ansiado, la magnífica catedral de Santiago... todo ello hizo que mis recuerdos y sentimientos se entremezclaran en una gran explosión de alegría y satisfacción. Lo mejor, que además fui recibido por mis padres y uno de mis mejores amigos, Jorge, compartiendo así juntos este logro único para mí. Después de éste momento de júbilo, nos fuimos a otro lugar con historia, el "Hostal de los Reyes Católicos", el hotel de 5 estrellas situado junto a la catedral y donde realicé una de mis prácticas de verano hace unos años. Después de la propia Catedral, es probablemente una de las construcciones más emblemáticas e históricas de Santiago, que en su día servió como hospital para peregrinos (sigue éste enlace para saber más sobre su historia). Fuimos muy bien recibidos por mis antiguos compañeros y disfrutamos de unas riquísimas tapas en el restaurante "Enxebre".

La paciencia del peregrino

Al tener que irse mis padres, Jorge, Andrew y yo comimos algo juntos antes de irnos a buscar nuestra "Compostela", el certificado expedido por las autoridades eclesiásticas de la Catedral, que hace constar haber realizado la peregrinación a Santiago. Para obtenerla, tienes que llevar contigo la credencial del peregrino (puedes ver la mía aquí debajo) e ir sellándola durante tu peregrinación en cualquier iglesia o albergue por el que vayas pasando. Existe también una distancia mínima, al menos 100 kilómetros a pie o 200 kilómetros si vas en bici (para más info pincha aquí).

 

La credencial a reventar!

 

"Hollywood" made in Germany

Así nos dirigíamos entonces al último paso de nuestro Camino para recibir una gran.. cola! La Oficina del Peregrino, donde se otorga el certificado, estaba a rebosar de gente, pero al contrario de lo que cabría esperar (especialmente para los que hacen el Camino en agosto) no era debida al exceso de peregrinos, sino que fue a causa del "Hollywood" alemán, que ya nos encontramos durante mi día 11 del Camino. Por lo tanto, con la paciencia del peregrino, esperamos hasta que terminaran un par de escenas y nos quedamos observando esos inmaculadamente limpios "peregrinos", con mochilas que parecían hechas de pluma... así entonces, armados de paciencia, al final pudimos llegar al último punto de nuestro viaje.

Mi Compostela!

Último punto...? Pues no exactamente. Regresando a la plaza do "Obradoiro", donde se encuentra la Catedral, me reuní con otros 3 amigos de facultad, Pablo, David y Martín. Vinieron a saludarme y compartir otro momento de recuerdos, antes de que Andrew y yo nos dirigiéramos al Albergue y nos reuniéramos con los demás "Ondiñas" para cenar y celebrar nuestra peregrinación!

 

Lo conseguimos!

 

Así fue, que lo que comenzó como un "Venga, me voy en bici a Santiago", acabó siendo una de mis aventuras y experiencias más grandes jamás vividas. No hay una sola razón para hacer el Camino, hay tantas como personas e historias que uno se puede encontrar mientras lo hace, y como con la mayoría de los viajes y aventuras, lo que importa son las personas que conocerás, el recorrido y lo que aprenderás para tu propia vida .

Por lo tanto, voy a terminar mi último día con mi Decimosexto consejo para el Camino:

Haz el Camino con tu propia razón personal, olvídala en el camino para disfrutar el viaje y dejarte inspirar por la gente que te encontrarás.

"Buen Camino" queridos amigos!

 

PD: ¿Curioso por saber dónde empezó todo? Vuelve aquí al Día -1 y Día 1.