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Día 7: Belorado - Hornillos del Camino

Diario

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Día 7: Belorado - Hornillos del Camino

Ivan Blanco

Empezando el día en un lugar cuyo nombre parece combinar un legendario destino de buscadores de oro (El Dorado), y con las primeras letras que recuerdan a la belleza italiana o un nombre típico de chucho, otro gran día parecía estar destinado a ocurrir.

Como es costumbre para los bicigrinos, teniendo la habitación sola para nosotros, nos levantamos algo tarde. Por lo que nos tomamos un desayuno rápido pero completo y nos despedimos calurosamente de nuestro compañero Jürgen (vuelve al día 6 para más información). Tras dejarnos, Jürgen prosiguió su camino por la ruta del norte, pasando por los magníficos "Picos de Europa" (haz clic aquí para ver sus posts), visitando luego Santiago, para descender al sur por Portugal y finalizar su largo viaje en Granada (puedes ver todo su recorrido aqui). Es así como completó lo que él llamaba Jürgen's Weg, (= el Camino de Jürgen), un impresionante viaje de 4 semanas en bicicleta, enhorabuena amigo.

"Danke für deine Zeit Jürgen und ich hoffe unsere Radwege kreuzen sich irgendmal wieder! LG!"

De vuelta al equipo Ondiñas inicial, la felicidad y alegría del Camino provocadas por la gente que uno se encuentra, las experiencias vividas, los preciosos paisajes, la gastronomía y mucho más, hicieron lo que tarde o temprano tenía que ocurrir, que nuestras cuerdas vocales vibraran, o lo que es más comúnmente conocido como: cantar. Es así como con una buena carga de endorfinas empezamos a cantar canciones en el Camino. Pasando por las típicas de bares, algunas catalanas, otras vascas y algunas gallegas, acabamos con una canción especial que se convirtió en una de nuestras favoritas: ¡Ondiñas! (haz clic aquí para escuchar la canción completa)

Básicamente va de unas olas que van y vienen y de la Rianxeira (más información aquí). Es una de las canciones populares más conocidas de Galicia y siempre despierta emociones positivas tanto para los que viven allí como los que nos encontramos en la emigración alrededor del mundo. Es como un himno de la cultura gallega que en cierta medida se convirtió en el símbolo de nuestro destino, y a la vez, en la canción de nuestro camino y nombre de equipo.

Bicigrinos mochileros

Aún con este comienzo más bien gallego, el catalán rápidamente se hizo protagonista cuando nos cruzamos con otros bicigrinos de Girona. Su particularidad no era sólo su fuerte acento catalán, sino también el enorme tamaño y lugar de su equipaje. Llevaban mochilones típicos de excursionistas y peregrinos... sí sí, de los grandes grandes. Y aunque éstos bailaran de un lado al otro, iban muy contentos con ellos y fueron una buena forma para iniciar nuestra conversación.

Siguiendo la ruta, nos encontramos de nuevo con paisajes de belleza únicos, que se trataban en este caso de las tierras de Burgos. En las que tras unas sesiones de saltos y árboles magníficos, desgraciadamente, nos topamos con uno de los males más temidos de cualquier ciclista: ¡el pinchazo!     

Dos recorridos un Camino

La verdad es que ya habíamos sufrido un pinchazo el día anterior. Le había tocado a la bici de Maitane, pero con nuestro trabajo en equipo lo resolvimos rápidamente. Así que esta vez la pregunta era a quién le tocaría... Pues, resulta que le tocó de nuevo a la bici de Maitane. A pesar de la decepción inicial de un nuevo pinchazo, ello me permitió sacar una foto de dos árboles preciosos y hacer un pequeño recorrido en bici sin mis alforjas para ir en ayuda de Maitane. Sin embargo, en este caso, cambiar la rueda se hizo más difícil de lo esperado. La válvula del neumático era tan estrecha que no conseguíamos inflarlo con nuestro bombín, pero afortunadamente, una patrulla de Protección Civil pasaba justo en ese momento y nos ayudaron a cambiar la rueda para poder rodar de nuevo.

Octavo consejo para el Camino: siempre llévate recambios y las herramientas adecuadas, nunca sabrás cuándo y dónde las necesitarás. Además, no temas pedir ayuda, la gente te ayudará más de lo que te puedas esperar.

Catedral de Burgos

Pasados estos pequeños contratiempos, conseguimos llegar a la histórica ciudad de Burgos, pero atención, hay dos caminos para entrar al centro. El recorrido que bordea el río y más bonito, o el camino más feo e industrializado que cruza todo el polígono industrial de Burgos, que fue el nuestro. Por si esto no fuera bastante, se arriesga uno a incluso ser atropellado... sí sí, atropellado por un coche. Eso es lo que me pasó a mí con uno que salía de un parking y se había quedado mirando al otro lado. Pero recordando el mensaje de mi primer consejo para el Camino, que todo tiene solución, el shock inicial resultó no ser nada. Ni siquiera me caí de la bici y el golpe leve sólo lo sufrieron mis alforjas. Así que tras lo que acabó siendo una simple anécdota, continuamos alegremente con nuestro Camino.

Tras esta entrada poco pictórica, pronto llegamos a apreciar la gran belleza que alberga el centro de Burgos, además de, su famosa Morcilla de Burgos. La cual se diferencia de los demás tipos de morcilla por ser hechas con arroz (más información aquí), ¡mmmm qué rica!

Morcilla de Burgos, ¡buenísima!

Acabado otro momento gourmet, nos dirigimos a abandonar la ciudad burgalesa con un nuevo acompañante, la lluvia, sin embargo, su intensidad duró poco y nos pudimos poner en marcha rápidamente. Cuando estábamos ya a punto de acabar nuestra jornada, uno de nuestros mayores enemigos decidió volver a unirse: ¡el Sr. Pinchazo! Y adivina, tal cual una trilogía, volvió a atacar la bici de Maitane.

Pero al igual que en las mejores secuelas, lo hizo de una manera única, se pinchó con...

Exacto, me gusta dar sorpresas y mantener el suspense, pero no te preocupes, estate atento al día 8 y descubrirás quién es el Sr. Pinchazo más grande jamás conocido ;)