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Día 12: Villafranca del Bierzo - Samos

Ivan Blanco

Acabando el día anterior con una cena de lo más familiar, un nuevo día estaba a punto de comenzar y nuevas cimas estaban por conquistar.

El comedor acogedor

Durmiendo en uno de los albergues más acogedores de mi Camino, con aproximadamente otros 30 peregrinos por habitación, suele ser bastante habitual que uno se despierte a altas horas de la madrugada debido al traqueteo de bolsas de plástico y peregrinos que se despiertan muy temprano (compruébalo en el día 3). Sin embargo, esta vez un sonido poco común nos despertó a prácticamente todo el mundo al mismo tiempo. Imagínate, durmiendo tiernamente, envuelto en tu saco de dormir calentito y todo acurrucado cuando de repente... un gran ¡BANG! ... además, alguien grita ansiosamente "¡¡¡Oh Dios mío!!!" con un fuerte acento Inglés. Siendo plena noche y no viendo un burro a tres pasos, al asegurarme de que no era yo y que no había nadie quejándose, en una extraña mezcla de sorpresa y sueño... me volví rápidamente al mundo de los sueños.

Despertándome con los primeros rayos del día, fue ahí cuando descubrimos el misterioso acontecimiento nocturno, hubo una persona que literalmente se cayó de una de las camas superiores, siendo eso lo que hizo tal estupor y ruido. Sin embargo, el "Oh Dios mio !!!" no era la misma persona que se cayó, era simplemente alguien asustado por el gran estruendo. El misterio aún rondaba de quién podría ser la persona que se cayó, alguien de peso se imagina uno... es ahí cuando un miembro "Ondiñas" confesó: era Carla! Incluso con un cuerpo delgado como el de ella, la explosión contra el suelo fue de lo más impresionante y aunque no fue ella quien lo había exclamado, las bromas "¡¡¡Oh Dios mio!!!" no pararon en tooooooodo el día :)

Después de esta revelación, nos lanzamos hacia el desayuno en uno de los comedores más encantadores que he visto en todo el Camino. El desayuno era genial, para regocijo de Andrew, nos sirvieron una deliciosa tosta de bacon y huevos, además de la opción Cola Cao o Café habitual. Me encontré allí también con Fee, la peregrina danesa del día anterior y pude hacer otra de mis foto entrevistas con Blanca, que trabaja en el albergue donde nos hospedamos. Esto me hizo una vez más quedarme atrás, pero no fue ésta la única razón, embelesado por la belleza encantadora de Villafranca otro momento fotográfico se hacía obligatorio, echa un vistazo debajo.

La belleza de Villafranca del Bierzo

Retomado la ruta, me paré para un cafelito rápido donde para mi sorpresa, el imparable Andrew llegaba poco después, incluso se retrasó más que yo porque se puso a charlar con otros peregrinos que se encontró. Prosiguiendo nuestro Camino ya juntos, me contó una historia que le ocurrió antes. Estaba pedaleando tranquilamente como suele hacer todo bicigrino, con su portaequipajes, bicicleta y demás, cuando de repente ve a cierta distancia un grupo de ciclistas. Alcanzándolos poco a poco, con su carga y todo, vio que era un pelotón que participaba en el Campeonato Mundial de Ciclismo que habíamos visto el día antes en Ponferrada. La cosa es que en un momento dado tuvo que adelantarlos, sí sí, a ciclistas profesionales con bicis de 10.000 € ... lo curioso es que el que iba en el coche de apoyo le dijo a Andrew que volviera atrás, a lo que simplemente respondió: "Bueno, pues que vayan más rápido, no?" Sí, el increíble Andrew con una bicicleta de trekking pesada y cargado, es más rápido que profesionales del ciclismo en bicis ligeras (al final hemos concluido que el líder del equipo probablemente quería evitar que los chicos se desmotivaran al ser adelantados por un bicigrino ;) ).

Décimo tercer consejo del Camino: sigue tu camino paso a paso, no temas a los grandes, ¡a veces incluso los adelantarás!

Toda subida tiene su recompensa

Más tarde, entramos en la hermosa zona de "Los Ancares" donde Andrew tomó la delantera (a ver quien le sigue el ritmo tras la historia que os acabo de contar...). Por lo que en la subida hasta Cebreiro la hice en su mayoría sólo hasta que me encontré con dos vascos que hacían el Camino a pie, tuvimos una divertida charla y al final di un último empujón para subir los 1098m del primer pueblo gallego en el Camino. Con un timing perfecto y no planificado, me encontré allí con el equipo "Ondiñas", habían tomado la carretera principal mientras yo me había adentrado por la secundaria. El pueblo de Pedrafita do Cebreiro es un viejo conocido, ya que solía llevar allí amigos que venían a visitarme, especialmente para que vieran el paisaje y sus viviendas tradicionales, las Pallozas. Además de esto, Cebreiro es conocido por otra exquisitez gastronómica, el " Queixo do Cebreiro" (ve aquí para más información). Es un queso blando madurado que casi se puede untar, pero no llega a ser tan suave como el Camembert francés o el queso de Tetilla (más sobre este queso peculiar en mi día 10). Convencí a Andrew de que nos quedáramos allí un poco más, lo cual fue una tarea de lo más fácil, aceptó encantado pidiendo un par de Estrellas mientras yo nos agenciaba un queso do Cebreiro, pan y una deliciosa mermelada casera de uvas; mmmmm qué delicia!

Exquisito queso do Cebreiro y mi cerveza favorita

Después de otro momento gourmet, lo que parecía un dulce descenso, pronto se convirtió en otra colina a ser conquistada. Para más inri, nos aventuramos por la típica ruta de senderismo estrecha, convirtiéndose la cosa en una tarea imposible. Hasta tal punto que mismo los peregrinos a pie casi nos adelantan, además de habernos casi resbalado dos veces en esta rocosa subida. Sin embargo, al final todo esto hizo que la llegada a la cima fuera de lo más gratificante, nos topamos allí con tres peregrinos brasileños que se divertían con nuestros agotados caretos. Suerte también, que justo tras la subida, había un bar perfectamente situado, obviamente nos tomamos unas cervezas bien merecidas: un brindis por ello!

Descensos felices

Completamente recargados, nos echamos a la carretera para sumergirnos en los magníficos paisajes de mi querida región, Galicia: colinas, vacas, árboles, el aire fresco y paisajes únicos nos daban la bienvenida a una de las zonas más verdes de España. Por supuesto, en una región que es comparable con la Bretaña francesa o mismo Irlanda, no podríamos ser acogidos sin uno de sus elementos más característicos ... ¡la LLUVIA! La fuente de vida se precipitó sobre nosotros en su forma más natural y en pocos minutos estábamos completamente empapados, lo cual, contrario a la mayoría de la gente, nos hizo de lo más feliz y se transformó en una de nuestras bajadas más divertidas del Camino.

El equipo "Ondiñas" en el Monasterio de Samos 

Tras este descenso más que húmedo, acabamos llegando a otro lugar único del Camino, Samos. Su principal punto de interés es el maravilloso Monasterio San Xulian de Samos de origen medieval, perteneciente a la orden de los benedictinos y que se remonta al siglo VI d.C. Hace muestra de tres diferentes estilos arquitectónicos: gótico tardío, Renacimiento y Barroco. Entre otras maravillas como la Catedral de Santiago, Samos se erige por derecho propio en uno de los lugares más hermosos de mi región.

La Iglesia del Monasterio

Llegados a nuestro destino final del día, Andrew y yo recibimos una gran bienvenida por parte de nuestros "Ondiñas" que habían llegado justo unos minutos antes que nosotros. Acomodándonos en el albergue local, después de una ducha rápida, nos fuimos al Monasterio y disfrutamos de una visita guiada del mismo. En el grupo había algunas personas que hablaban cero español, por lo que no les hice yo la traducción al Inglés. Ambos quedaron muy agradecidos por mi ayuda, e incluso fray Horacio, quien fue nuestro guía, me querían reclutar para la congregación, hasta tal punto que antes de salir incluso me dijo "¡Piénsatelo!" ... Anécdota divertida para algo que voy a ... no hacer ;)

Las exquisitas Zamburiñas

En conjunto, un exquisito queso, magníficos paisajes, bajadas con lluvia, una ciudad y gente hermosa, y una cena con zamburiñas (como pequeñas vieiras), hicieron de éste, otro maravilloso día en el Camino.